Por Valeria Pirotta | 21-08-2020 10:00hs
Desde Pehuajó, provincia de Buenos Aires, Marina Muscolo inició un camino de desarrollo productivo y colaborativo que crece y se multiplica creando una enorme comunidad de mujeres rurales dedicadas a la apicultura. El Agrario dialogó con la emprendedora quien nos contó sobre el proyecto y sus beneficios sociales, productivos y ambientales.
El Agrario conversó con Marina Muscolo, Ingeniera Agrónoma, quien es el «alma máter» del proyecto Reinas de Corazones. Se trata de un modelo productivo de apicultura llevado a cabo por mujeres rurales con tres principios fundamentales: la sustentabilidad y cuidado del medio ambiente, el compromiso social y el desarrollo económico.
Todo comenzó hace 4 años cuando Marina, conociendo los beneficios ambientales de la actividad, emprendió la apicultura. Luego se sumaron Haidee y Pilar, y al poco tiempo Male y Verónica y así, de boca en boca, «tejiendo redes» a través de conocidos, familiares y amigos se fueron involucrando más mujeres rurales.
El proyecto arrancó desde Pehuajó, provincia de Buenos Aires, donde Marina está radicada, pero pronto se extendió hacia otras regiones de la provincia. Gracias a «Azul Solidario», se sumaron mujeres de dicha localidad, también en General Madariaga por medio del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) en la región, Monte, Lobos, Cañuelas y otras zonas de Buenos Aires y el país.
Se trata de un grupo de mujeres rurales independientes que trabajan en conjunto de manera colaborativa: «Nos asociamos para capacitarnos con el INTA, para armar pooles de compra de insumos y conseguir mejor precio, para buscar financiamientos y para vender parte de nuestra producción», nos explicó Marina.
El espíritu del grupo es funcionar como una «cadena de favores», así lo define Muscolo, en la cual cada nueva emprendedora que se suma aprende el oficio de la mano del resto del equipo de Reinas y se le entrega un kit de iniciación compuesto por el mameluco, el ahumador y colmenas. El acompañamiento es constante, en especial en los primeros pasos, las apicultoras visitan y trabajan junto a las nuevas emprendedoras en sus colmenas y se aprende en el campo, «haciendo», nos explica Marina. Luego, parte de la producción puede donarla para ser comercializada con la marca Reinas de Corazones vendiéndose en conjunto para la compra de nuevos kits de iniciación, para aquellas que se sumen al siguiente año.
De esta manera, cada una tiene no solo «la posibilidad de recibir, sino de volver a dar, no solo el material sino también el conocimiento», señala Marina con orgullo, pues el objetivo del proyecto es el cooperativismo que caracteriza a toda asociación solidaria de trabajo.
La dificultad que implicó la pandemia para continuar con esta manera de transmitir el conocimiento obligó a repensar el modo de hacerlo, y así surgieron las jornadas virtuales, siempre de la mano del programa Nacional Apícola de INTA Proapi. Pensadas en principio para acompañar la capacitación de las apicultoras de Reinas, tomaron impulso y se convirtieron en un canal de exploración y aprendizaje multiplicador del oficio, que pronto se expandió a todas las regiones del país y también fuera del mismo, cobijando a mujeres rurales con interés en la actividad en Colombia, Brasil, Perú, Venezuela, México, República Dominicana, Guatemala, Paraguay, Chile, incluso Canadá e Israel.
Para la virtualidad no existen fronteras, así tampoco para las ganas de transformar las realidades de las mujeres rurales a través del «saber hacer», espíritu del emprendimiento de Reinas de Corazones. Marina, con entusiasmo sobre las capacitaciones virtuales cuyos cupos se llenan rápidamente, expresa que no quiere dejar de sumar estas jornadas gratuitas porque «debe haber una mujer ahí, que está necesitando justamente esto y todavía no llegamos».
El proyecto «trae muchos beneficios para el productor agropecuario porque por un lado ayuda al arraigo de las familias en el campo, un problema habitual, al darle esta posibilidad de desarrollo a las mujeres y por otro lado genera un beneficio ambiental para el campo, porque colabora en los rindes de algunos cultivos», señala Muscolo. Además, la abeja «poliniza las plantas de pasturas forrajeras» las cuales producen más y mejores semillas, plantas más fuertes frente a las enfermedades y plagas y de mayor calidad, lo que contribuye a un ecosistema más saludable.
Además, explica Marina, todos los recursos están allí en la naturaleza, donde se encuentran las floraciones necesarias para emprender la actividad, «solamente lo que hay que poner es una colmena y una persona que sepa del oficio». Por otra parte, las «mujeres que viven en el campo, tienen las colmenas ahí, no tienen el costo del transporte, menos carbono que se libera al ambiente y hoy un 20% de los costos de la miel están dados por ese viático», disminuyendo costos y reduciendo el impacto negativo en el medio ambiente.
Estudios de la FAO indican que una correcta y constante polinización puede aumentar el rendimiento de las producciones hasta en un 24 por ciento. «La abeja es muy importante para la naturaleza y el planeta tal cual lo conocemos, porque un tercio de los alimentos que consumimos dependen directamente o indirectamente de la polinización», explicó Marina Muscolo.
En ese sentido, la entrevistada nos contó que están en proceso de certificar el emprendimiento como Empresa B o de triple impacto. Esta categorización comprende a las empresas que apuntan, no solo a generar beneficios en el aspecto social, sino también en lo ambiental y económico, de manera sustentable y con menor impacto en el ecosistema.
Por otra parte, según nos explica la apicultora, la producción de miel «es una actividad de números bastante finos, que depende mucho del clima, y el precio tiene años buenos y años malos, para poder paliar los años malos, lo que estamos haciendo es diversificar y aprovechar todos los productos de la colmena. Así es que, desde el año pasado, estamos brindando el servicio de polinización«, además, expresó que están investigando otros recursos que ofrece la colmena como el material vivo, la cera y el propóleo.
El emprendimiento Reinas de Corazones que impacta a más de 60 apicultoras y más de 2.600 colmenas en total, con una producción estimada de 25 kilogramos por cada una de ellas, se está preparando para exportar, en principio, a países vecinos. Dentro de ese total de colmenas existe un abanico de realidades, por ejemplo Marina Muscolo nos cuenta que ella tiene 78 colmenas, dos apiarios uno en Pehuajó y otro en la costa que está certificado como orgánico, pero también están aquellas productoras que iniciaron la actividad recientemente con dos colmenas y otras que ya cuentan con 500, pese a esta diversidad productiva la colaboración mutua es el lema rector del conjunto.
Por último, es importante decir que la miel comercializada en frascos de vidrio (de medio kilogramo) serigrafiados y reutilizables, se fracciona en una sala certificada, cuenta con sello libre de gluten, y es un producto avalado por el SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) y DIPA (Dirección de Industrias y Productos Alimenticios).
Quienes estén interesados en el producto pueden contactarse a través del perfil de Instagram de Reinas de Corazones donde se encuentran los puntos de venta con llegada a todo el país.
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